“No estoy lista para morir”

Nadie puede tener más fama de eterna indomable que Shannen Doherty. Era la rebelde oficial de la televisión. Tanto de “Beverly Hills 90210″ como “Charmed”, los dos trabajos en televisión con los consiguió popularidad y dinero, se fue abruptamente después de cosechar fama de diva imposible. A los 19 años el éxito se le subió a la cabeza y tardó mucho tiempo en caer a la tierra. Por sus incontables caprichos se ganó el odio de sus compañeros de trabajo. Nadie quería estar con ella en un set. Su historia es todo lo que no hay que hacer en Hollywood. Falta de profesionalismo y no pensar que puedes pasar de un personaje en un proyecto exitoso a la nada.

Doherty cuenta con una carrera televisiva que se remonta a principios de los 80. Sin embargo, se catapultó al estrellato a principios de los 90 gracias a su papel icónico como la adolescente Brenda Walsh en “Beverly Hills, 90210″. Esa misma década resultó ser una época difícil para ella. Cuando la serie juvenil debutó en 1990, la actriz era la más famosa del reparto. La ventaja que tenía respecto a sus compañeros, ella la aprovechó una y otra vez.

El tiempo pasó y Doherty trabajó para cambiar la percepción que se tenía de ella.

Con la guardia baja, llegó lo peor. Un agresivo cáncer de mama que se le diganosticó en 2015, pareció controlado dos años después, pero regresó en 2019 con más fuerza y se expandió por su cuerpo. Shannen lo mantuvo durante largo tiempo en secreto mientras enfrentaba otro duro golpe: la muerte de su amigo, Luke Perry, quien falleció a los 52 años tras sufrir un derrame cerebral.Pero la actriz decidió que no va a rendirse. Es un mujer fuerte y no planea bajar los brazos. Se mantiene positiva y aprovecha para disfrutar de pequeñas cosas, momentos que significan todo para ella. Tiene un mensaje para aquellos que pasan por algo similar: “Se trata de seguir cavando el pozo en busca de la fuerza para afrontar la adversidad”.

 

 

Fuente informativa: Infobae.com

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