El necesario salto hacia el aprendizaje digital

Por Eugenio Severin, director ejecutivo Tu Clase, Tu País.

Consultor internacional en educación

 

Hace más de 30 años que hemos sido testigos de la lenta incorporación de las tecnologías en la educación, entendiendolas como herramientas de apoyo para el desarrollo de oportunidades de aprendizaje más enriquecedoras y pertinentes.

 

Desde los primeros días de las “salas de informática”, los cursos para “navegar en Internet” y “cómo enviar un correo electrónico” hasta la irrupción de las redes sociales y las diversas plataformas de streaming para el aprendizaje, el salto tecnológico ha sido enorme. Pese a esto, la experiencia en la sala de clases parece resistirse a esta nueva realidad multimedia.

 

La crisis del coronavirus ha forzado un salto allí donde hace rato se vivía la tensión entre mantener las prácticas tradicionales, o proponerse con audacia prácticas educativas más activas y colaborativas, con el apoyo de tecnologías digitales. Hoy, el Covid-19 cambió por completo está discusión. Según datos de la UNESCO, son 1.600 millones de estudiantes quienes están utilizando plataformas en línea para continuar con su educación.

 

Sin duda, podemos dividir la historia de las tecnologías en la educación en Antes del Coronavirus (AC) y Después del Coronavirus (DC). No será la primera vez en que los desastres globales nos invitan a crear nuevos ciclos de innovación y cambio social.

 

Este nuevo ecosistema educativo nos traerá múltiples cambios, entre los que destacan:

 

Clases mixtas: convivirán lo presencial con lo digital, lo que permitirá el diseño de nuevas experiencias de aprendizaje, creadas por docentes para obtener lo mejor de ambos mundos.

 

Mayor diferenciación: estrategias de aprendizaje que responderán a contextos y estudiantes distintos, con procesos y herramientas personalizadas a cada estudiante.

 

Nuevas distribuciones del tiempo:  Tanto docentes como estudiantes estarán más centrados en los procesos de aprendizaje que en cumplir horarios o coberturas curriculares rígidas.

 

Flexibilidad: Ante este nuevo escenario, se establecerán rutas de aprendizaje más flexibles con mayor autonomía y elegibilidad para los estudiantes. Esto incluye nuevas formas de aprendizaje móvil, disponible en cualquier momento y lugar.

 

Crecimiento sustancial de la educación continua: oportunidades para aprender, desaprender y reaprender, y desarrollar siempre nuevas capacidades, tanto en los colegios como a lo largo de la vida.

 

Sin duda, este salto ya comenzó. Y nos ha mostrado, a su vez, los puntos débiles que debemos superar para hacer de la tecnología una nueva realidad educativa, la cual asegure y represente oportunidades para todos los estudiantes de Chile. El principal, la conectividad, que debe seguir democratizándose con la implementación de la nueva tecnología 5G, pero desde ya, aprovechando nuestro espectro actual facilitando el uso educativo. ¿Cómo es posible que para docentes y estudiantes sea gratuito en sus planes el acceso a redes sociales, pero no a plataformas y portales educativos? También el acceso a dispositivos de estudiantes vulnerables, el desarrollo de capacidades en docentes, directivos y estudiantes y las nuevas formas de participación de las familias.

 

Vivimos tiempos complejos e inciertos, pero esos son los tiempos también para la audacia y los sueños.

 

 

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